Adéntrate una vez más en el mágico mundo de Fortuna, donde la magia toma una apariencia circense y el peligro que entrañan los demonios está más cerca que nunca. 

En esta segunda entrega, empezamos la historia asistiendo al juicio de Farelli quien, tras sus daños a otras compañías circenses, es condenado a muerte. (No diré el resultado para evitar hacer spoiler). Tras este suceso, los protagonistas, Gunnir, Kyle y Lavelle viajan a Cadalso, donde el rey quiere acabar de una vez por todas con el mal trato que se le da a los circenses, al ser considerados por los ciudadanos de a pie como "criaturas" peligrosas.

El secreto de Gunnir y su recién adquirida personalidad como mago sigue siendo, pues eso, un secreto para sus amigos, los cuales cada vez son más recelosos del origen de su nueva habilidad. Lo que no saben es que su mejor amigo está jugando con fuego, y que lo que hasta ahora parecen inocentes juegos de ilusionismo, puede acabar teniendo consecuencias catastróficas, no sólo para él o su vida, sino para la de aquellos que le rodean. La magia, en Fortuna, es una compañera peligrosa y muy engañosa.

En Cadalso, además de volver a visitar el Orfanato en el que crecieron juntos, conocerán a un grupo rebelde que quiere entrar en la corte con motivos, al principio, de trabajo. Sin embargo, una vez allí, descubrirán que los motivos son bien distintos y comenzará la búsqueda de una persona importante. En medio de todo este lío, se descubrirá un gran secreto de Kyle hasta ahora desconocido por todo el mundo hasta por él mismo, y Gunnir deberá tomar rápidamente una decisión que lo cambiará todo en el tiempo. 

La historia, al igual que su predecesora, está muy bien narrada y descrita, mostrándonos escenas y momentos de lo más variopintos, acompañados de la pluma del autor, que cada vez se nota más madura. Mientras que en el prime libro teníamos muchos momentos de introducción, en el que se nos hablaba de las curiosas criaturas que pueblan Fortuna o del origen de la magia circense o "circensia", en El Recuerdo del Mago eso queda a un segundo plano y la historia se centra más en el "presente" y avanza más, pudiendo acompañar a los protagonistas en su evolución personal mientras tratan de salir adelante ante los obstáculos que aparecen en el camino.